viernes, 26 de diciembre de 2008

¿Somos éticas y éticos?

La ética está relacionada con la capacidad humana de dirigir nuestra libertad, y, paradójicamente, el ser humano está obligado a ser libre. Eso nos conduce a tener que estar tomando decisiones continuamente que inevitablemente influye en la libertad de otras personas. La ética podría ser el ejercicio de la libertad teniendo en cuenta las consecuencias de nuestros actos sobre la libertad de otras personas. Libertad sí, pero siempre con respeto. En general y en todos los ámbitos de nuestra vida, debemos tener en cuenta criterios éticos, pero parece que se hace más obvio cuando tratamos o trabajamos en ámbitos en el que la solidaridad o los buenos sentimientos parecen ser el origen de nuestras actuaciones.

Si ya durante las actividades cotidianas nos planteamos cómo actuar ante ciertas situaciones desde un punto de vista ético o moral, mucho más importante sería cuando se traslada al mundo de la cooperación. Así, si un día nos devuelven en una cafetería de más al pagar el café, nos plantearemos en una milésima de segundo si ser sincero o quedarse con esos centimillos que en realidad no llevan a ningún lado pero no es ético. Las preguntas se vuelven más complicadas cuando en lugar de afectar a un pequeño negocio puede afectar a cientos de personas de las cuales depende su calidad de vida. Preguntas cómo lo estaré haciendo bien? Hasta qué punto debo contar la verdad hacia arriba o hacia abajo? Qué implicaciones tienen nuestras acciones? Tenemos en cuenta todas las variables culturales, sociales, técnicas, políticas...? La ética está inserta en todas nuestras acciones y estas preguntas son necesarias e imprescindibles para tratar de hacer lo mejor posible nuestro trabajo. El problema es cuando hay personas que trabajan en desarrollo y no se plantean este tipo de cuestiones.

¿Nos hacemos las preguntas adecuadas? ¿Nos proponemos responderlas? Es más, ¿nos cuestionamos?

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